domingo, 30 de diciembre de 2012

Columnistas y peluqueros

Ha sido éste un año de cambios trascendentales. Por ejemplo, mi cambio de peluquero. El actual se llama Rocco, y me fío de su talento desde que vi con qué salero combinaba su zidanesca alopecia con unas greñitas y un cuidado ciuffo (léase chufo: flequillo-una de esas palabras de las que prefiero la versión italiana). No hablo de él sólo porque me apetecía dejar por escrito esta descripción, que también, sino porque ayer fui a verle y, entre unas cosas y otras, agotados ya los temas de conversación habituales (fútbol, mujeres, arsenales nucleares), acabamos hablando de política, y en ese contexto Rocco me expresó sus sinceros deseos de que este 2013 una plaga se lleve por delante a la clase política y, de paso, al actual gobierno, empezando por Monti. Bravuconadas como estas han sido siempre habituales, aunque me queda la duda de si últimamente lo son más: en cualquier caso la encajé como la encaja cualquier persona normal, consciente de que al peluquero uno va a que le recorten el ciuffo y no a intercambiar impresiones sobre cómo regenerar la democracia. Lo raro sería que un peluquero se expresara como un sesudo columnista, pero lo que empieza a ser menos raro es que los sesudos columnistas se expresen como un peluquero. Si la crisis está siendo dura con varios colectivos, con los columnistas está siendo sencillamente devastadora. Así, ha sido una experiencia habitual este 2012 encontrarse con columnistas que uno tenía por finos e inteligentes descolgarse con textos faltos de la más elemental ponderación, que en el mejor de los casos denotan simplismo, y en el peor una alarmante deshonestidad intelectual. Habrá que ser indulgentes: estar obligado a opinar de todo y regularmente, especialmente en la desconcertante coyuntura actual, debe ser difícil. Pero mucho me temo que, de seguir así, acabaremos prestando menos atención a nuestros columnistas que a nuestros peluqueros. Si es que no lo hacemos ya.

2 comentarios:

  1. Queda botando para soltar un comentario de peluquero, el último del año, a propósito de la realidad italiana: sabe usted a cuánto asciende el monto de la pensión que Berlusconi se ha comprometido a pagar a su exmujer, la señora Lario, de acuerdo a una sentencia judicial pronunciada el día de los Inocentes? Al equivalente a una taza de café (de un valor de 1,16 euros) por segundo. Más de lo que le paga Florentino a CR7! Se lo acabo de leer a un columnista.

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  2. Ah, de Berlusconi y de los que van a animar el cotarro en Italia próximamente tengo previsto hablar por aquí en breve. Así que me tomo un café en un segundo, recojo la mesa, y a lo mejor vuelvo y lo hago.

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