Viendo las imágenes me acordé de una película italiana que vi recientemente, A.C.A.B (All Cops Are Bastards). Una película realmente interesante, porque estamos acostumbrados a que nos hablen los que reciben los porrazos, pero realmente sabemos poco de cómo es la vida de los que están al otro lado de la porra. La película transmite muy bien la tensión que viven los celerini, para quienes una jornada laboral lo mismo consiste en intentar mantener a raya a una muchedumbre de tifosi que en intentar frenar a unos antisistema que pretenden reventar una reunión gubernamental en Génova, o en contener a una turba que pretende quemar un campamento 'rom'. Véanla: permite hacerse una idea maś completa del cuadro que presenciamos el 25S, o de otros que presenciaremos (lamentablemente) en el futuro, por lo que parece. Aunque dudo que la estrenen próximamente en España.
A propósito del 25S, faltó tiempo para que surgieran voces criticando la intervención policial, voces que más o menos pueden clasificarse en dos grupos. Primero están los que entran a valorar si la policía debió haber restringido más o menos su radio de "reparto de leña", algo que me parece lícito e incluso necesario. Pero hay un segundo grupo que consideran la intervención policial "injustificable". Pero lo dicen haciendo trampas, claro. Porque para criticar la intervención policial, o cualquier otra cosa, lo intelectualmente honesto es afrontar las alternativas posibles, y este es un punto cuidadosamente esquivado (¡qué cosas!) por estos críticos. Estaría bien que se tomaran la molestia de explicarnos su plan: ¿Habrían dejado a los diputados cercados toda la noche? ¿O es que habrían dejado entrar a los manifestantes al Congreso? ¿También les habría parecido lícito hacerlo si en lugar de ser unos muchachos con su Quechua y con su iPhone, hubieran sido unos camisas negras con brillantina en el pelo y cachiporras? ¿Y ya una vez dentro, qué se supone que deberían haber ocurrido: que montaran un wiki y redactaran una nueva Constitución con un ojo en los Trending Topic? Y después ¿qué?
Por supuesto todo lo ocurrido tiene su un origen en la inaudita iniciativa de los manifestantes de rodear el Congreso ("hasta conseguir la dimisión del gobierno actual, la disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado"), que en el fondo es la continuación lógica de la actitud del 15M durante la jornada de reflexión de las elecciones de mayo. Por eso me pasé la noche siguiendo los acontecimientos por twitter y por la radio, intentando escuchar una crítica contundente a la manifestación desde la izquierda democrática. Algún tertuliano de la SER lo hizo, ya entrada la noche. Lo mismo había hecho El País en un impecable editorial del mismo 25-S. Pero donde no he encontrado más que críticas tibias, y a veces ni eso, es en el PSOE. Rubalcaba no criticó la actuación policial (cosas de ex-jefe-majo) pero eludió condenar la manifestación y prefirió centrar sus críticas en el Gobierno. Así que si asumimos que esa es la postura oficial del PSOE y sumamos a los de Izquierda Unida y algunos más por ahí, tenemos que aproximadamente el 50% de los parlamentarios han sido incapaces de criticar un intento de asalto a la sede parlamentaria. La amenaza implícita de esta crisis, pues, se manifiesta una vez más: es posible que al final acabemos teniendo lo que nos merecemos.