domingo, 3 de abril de 2011

Y en el campo, un señor

A falta de opciones mejores, decidí ver el "derby" milanés de ayer en el bar más cercano, regentado por un par de chinas (en esto Milán se parece también a Madrid). La parroquia era una buena muestra de la población del barrio: había un grupo nutrido de albaneses, unos cuantos sudamericanos y dos italianos con pinta de haber vivido a fondo los excesos de los ochenta. Los extranjeros se mostraron muy identificados con los equipos y parecían conocer un montón de palabras malsonantes en italiano, sin duda un éxito desde el punto de vista de la integración. El italiano más locuaz de los presentes parecía más interesado en la moralidad de la hija de Berlusconi que en el fútbol, pues sobre este asunto hacía observaciones puntualmente cada vez que ésta (muy regia ella) era enfocada por las cámaras, en el palco.

El partido fue bastante divertido: Inter y Milán son dos buenos equipos, aunque es curiosa la capacidad del Milán para acumular en sus filas jugadores detestables: Boateng, Van Bommel, Robinho...Pero si mereció la pena verlo fue para disfrutar con el juego de un viejo conocido del Madrid, Clarence Seedorf. A sus 35 años, fue clave en la victoria del Milan gracias a una cualidad de la que carecían los demás jugadores sobre el campo: la de levantar la cabeza y pasar al compañero mejor posicionado. Como ejemplo, la jugada que antecede 2-0 y su deliciosa apertura con el exterior.



Pero pese al 3-0 y a Seedorf, y quizás por el favorcillo que nos hicieron el año pasado, de momento me cae más simpático el Inter.

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