sábado, 14 de mayo de 2011

Fin de campaña en Milán


Anoche se cerró la campaña electoral de las elecciones municipales en Italia, que tendrán su primera ronda domingo y lunes, y la segunda (si es necesario) la semana que viene. Una de las ciudades que votan es Milán y ayer F. y yo fuimos a darnos un garbeo por el cierre de campaña de la izquierda, que tuvo lugar en la Piazza del Duomo.

La cabra siempre tira para el monte, dirán algunos, pero esto es sólo cierto en parte. En realidad, no hay que ser demasiado de izquierdas para simpatizar con el candidato del centro-izquierda, Pisapia, como en mi opinión no hace falta ser demasiado de izquierdas para entender que hay que hay que hacer lo posible por desalojar al berlusconismo del poder, representado en Milán por la actual alcaldesa Letizia Moratti. Es más: creo que tres fogonazos (ni programas ni leches, que andamos mal de tiempo) serían más que suficientes para que un hipotético votante entendiera que hay que votar a Pisapia. El primer fogonazo llega al pasear por la ciudad y ver los delirantes carteles publicitarios de la actual alcaldesa (mucho más numerosos que todos los de sus adversarios) ...pensé incluso en su momento escribir algo sobre su modo de ladear la cabeza en una de las fotos, rodeada de niños (¡cómo no!); sobre cómo ese ladeo y ese modo de sonreír al photoshop y de estar rodeada de niños son un síntoma pésimo. Un segundo fogonazo sería enterarse de la jugada de la Moratti, que en el último turno de un debate televisado, cuando Pisapia no tenía posibilidad de réplica, le espetó que era un ladrón de coches (haciendo alusión a un incidente de la juventud rojeras de Pisapia, del que salió absuelto), en una jugada casi tan patética como aquella de Miguel Sebastián con Gallardón. El tercer fogonazo se espera esta noche cuando, según dicen los que entienden al Líder, Berlusconi hará gala de su proverbial respeto por las reglas del juego e instrumentalizará la celebración del Scudetto del Milán pidiendo el voto para su pupila.

Pero en Italia, en fin, sabemos que hay una parte del electorado insensible a estas cosas. Pese a todo, parece que la cosa va a estar reñida y eso es una buena noticia para el candidato Pisapia, porque lo normal en estas latitudes italianas es que el partido berlusconiano arrase. Síntoma de que el centro izquierda puede dar la batalla era el llenazo de ayer en la Plaza del Duomo, donde pudimos escuchar a Pisapia, del que esperamos tenga mejores dotes para la gestión que para la retórica, y algunos temas del cantautor Vecchioni, quien (como su nombre indica) hace música para viejunos y que ha vuelto a ponerse de moda por haber ganado San Remo (lo de Italia con San Remo es un tema de tesis doctoral como poco, y no me atrevo ni a rozarlo en este post). Había de todo: jóvenes y viejos, comunistas de la vieja guardia, radicales de la Bonino, y mucha gente del Partido Democrático, cómo no; parecían ilusionados. El slogan de Pisapia es que “el viento está cambiando” y que “el aire estará más limpio”; concluido el concierto, acaso por efecto de los gorgoritos de Vecchioni, cayó una tormenta tremenda que dejó el aire como una patena. Esperamos que ocurra lo mismo tras las elecciones en Milán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario