miércoles, 10 de septiembre de 2014

La socióloga, la niña y el google

Después de una entrada tan sesuda como la última saben que por lo general suelo tomarme un par de meses de descanso. Pero hoy he leído algo que me apetece comentar: la entrevista que hace Ramón Lobo (un periodista a quien le gusta empezar sus preguntas con un "como me comentó una vez el líder de la contrainsurgencia peshmerga", o algo similar) a Belén Barreiro, una socióloga top, que diría Cristiano Ronaldo, de las cien mujeres más influyentes de España y ex-asesora de Zapatero; una mujer, en definitiva,  que se ha movido con gran soltura por las cumbres socialdemócratas, cosa que en el fondo nos da un poco de envidia.

Habría mucho que decir sobre la entrevista. Podríamos comentar la mal disimulada felicidad de entrevistada y entrevistador por el ascenso de Podemos ("jajaja - jijiji"), un fenómeno que para la socióloga (en su momento de mayor lucidez) encierra cierto paralelismo con el ascenso del Frente Nacional. También podríamos rebatir su insistencia (la de la entrevistada, pero también la del entrevistador) en la idea de que vivimos en una "democracia secuestrada", pero no haríamos sino repetir de mala manera los argumentos de este imprescindible artículo de Jorge Galindo.

Pero hay un par de cosas que no podemos dejar pasar. La primera es esta respuesta, que sería para el mármol pero que voy a ir dejando plasmada en este humilde cuaderno hasta que llegue el pedido que he hecho a Carrara:

Mi hija, que tiene trece años recién cumplidos, estaba empeñada en comprarse una pulserita con la bandera española. Entré en estado de shock. Me dijo: «¿Mamá, no eras tan liberal? ¿Por qué no me puedo poner la bandera?». Le conté qué significaba, Cataluña, el problema de España, la derecha… Cuando acabé me dijo que de momento no se la iba a poner, pero que no acababa de entender por qué no se puede ser de izquierdas y llevar la bandera española. Y tiene toda la razón. A ver si empieza a ser la primera generación reconciliada.

Y es que tenemos tanto que aprender de los niños, que diría Pedro Ruiz.

Pero aún hay más. La entrevista prosigue con un repaso a la actualidad en el que no falta ni un tópico, y llegamos a uno de los preferidos para la verdadera izquierda, que aquí no podría faltar, y que quizás es definitorio de la relación con la realidad de la entrevistada y del entrevistador (quien, por si no lo saben, o si no lo han notado, o en el improbable caso de que no se lo haya recordado ya él mismo,  es ex-corresponsal de guerra, como Pérez-Reverte - nos ahorramos nuestro diagnóstico sobre la correlación entre visitar escenarios bélicos y las tendencias campanudas). Dice, digo, la socióloga (y asiente el entrevistador) que:

Somos de las pocas democracias con una pasado dictatorial cuyo Parlamento no ha condenado de forma explícita el franquismo. Y eso es gravísimo.

Algo que además de gravísimo es simplemente falso; quizás la socióloga también tenga que aprender de los niños cómo usar google.

En fin, que menos mal que en estos casos siempre siempre hay un pesado que se encarga de recordar estas cosas.

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