lunes, 6 de enero de 2014

Más comentarios arcadianos

Publicaba anteayer Arcadi Espada su habitual carta de los sábados y los arcadianos no tardamos en ponernos a comentarla de nuevo en Twitter (sin ponernos de acuerdo, naturalmente). Antes de seguir, procede aclarar lo de arcadianos, y lo de de nuevo. Por arcadianos entiendo a los que coincidimos en los comentarios del primer blog de Arcadi Espada, los famosos Diarios, de cuyo inicio hace ahora diez años (aunque yo tardé un tiempo en hacerme asiduo). Y lo de de nuevo se debe a que en estos diez años esos arcadianos no hemos dejado de discutir en torno a los temas que va proponiendo Espada: primero en los Diarios, después en otros blogs, ahora en Twitter. Como hicimos anteayer.

Y con esto vuelvo a la carta que mencionaba al principio. Trataba, como es habitual, del nacionalismo catalán, y en particular sobre las reacciones que ha suscitado otra carta, la de Mas: esa con la que el President intentaba explicar sus fabulosos planes a distintos líderes europeos. Espada parecía descontento con el tono general de las reacciones, en particular, se lamentaba de que ...

"..(l)a schulzeuropa quiere evitar el debate político y la injerencia. Es llamativa su tibieza moral y política ante el secesionismo de Mas..."

Algunos arcadianos discrepaban de Espada (ser arcadiano - aclaramos- no imposibilita la discrepancia, sino que casi la garantiza) y sostenían que la actitud europea es un sabio modo de evitar publicidad gratuita a la causa nacionalista. Otros, que esas reacciones casi burocráticas llegadas de Europa son las únicas procedentes ante los delirios de Mas. Alguno más sostenía que los líderes europeos deberían haber sido más explícitos sobre las perniciosas consecuencias que tendría para Cataluña constituirse como estado independiente...

Pero yo creo que el lamento de Espada no iba por ahí, sino que conecta con una de sus ideas clave, una de esas dos o tres ideas de las que ha logrado convencerme: la necesidad de establecer un debate de principios con el nacionalismo, sin complejos. Porque ese debate quizás habría frenado el ascenso de los nacionalismos, y cuanto más los retrasemos más difícil será deternerlo. Que Espada opina que esta es una tarea fundamental es algo que está implícito en su denuncia constante de la estupidez nacionalista (que bien puede entenderse como el intento de llenar un vacío) pero también está explícito en sus textos, como en esta frase que subrayaba el otro día el arcadiano Melò:

"Yo creo que al nacionalismo se le ha de dar lo que pide, que es su ridiculización incesante: buena parte de su éxito local se debe a que su carácter no ha sido sometido a una risa batiente, generalizada y demoledora."

En el campo progresista esto es evidente: salvo versos sueltos como Savater, Félix Ovejero y algún que otro bloguero friqui, pocos han dedicado líneas a explicar  que es contradictorio tenerse por progresista y ser nacionalista (o soberanista, o lo que sea): fue quizás por eso por lo que yo me interesé por Espada cuando escribía en El País. Del mismo modo, apuesto a que tampoco se han dedicado demasiados esfuerzos para mostrar la incompatibilidad del nacionalismo con los principios liberales e ilustrados. Para ello no sólo hay que estar libre de complejos cuyo origen ha sido ampliamente discutido, sino que es necesario creer que en el debate político, partiendo de unos principios y usando la lógica se puede mostrar (¡e incluso demostrar!) que determinadas ideas son contradictorias: reconozco que ahí late la creencia en que existe la verdad, sin duda atribuible también en parte a la perniciosa influencia de Espada.

Por eso, seguramente Arcadi Espada desearía que desde Europa se dijera sin rodeos que el nacionalismo es incompatible con el europeísmo, que en un momento en el que estamos intentando construir un espacio donde convivan varias identidades (o donde uno pueda librarse de la insufrible gimnasia identitaria) no tienen cabida nuevas fronteras,  o que ahora que se está intentando ampliar el alcance de la solidaridad en Europa no tiene sentido mutilar los espacios de solidaridad existentes. La reacción de Europa, sin embargo, ha sido la que ha sido. Conociendo a Espada, esto no le desanimirá y seguirá insistiendo cuanto sea preciso en su blog, en sus columnas y en sus cartas de los sábados. Y hace bien, porque puede acabar resultando convincente. Se lo garantizo.

5 comentarios:

  1. En efecto, el debate no se ha abierto en Europa. Si la ONU considera una injerencia entrar intervenir en una guerra civil, qué menos se puede esperar de la UE en un tema como este. Para ellos es más o menos desconocido y, desde luego, irrelevante: no creo que nadie piense que una aldea doblegue a un Imperio. Así que optan por lo que aquí se ha optado durante tanto tiempo: callar y dar palmaditas. Se les pasará como una rabieta, pensarán. Que es lo que se pensó aquí durante mucho tiempo. Pero hay ingredientes nuevos que ya están en la calle, y no es lo mismo aplacar a un par de políticos que a una parte de una sociedad que se cree de verdad la ilusión que les han vendido durante décadas.

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  2. Bienvenido al blog, Antonio, y también al blogroll (¡imperdonable ausencia la de tus Cabos sueltos!). Y sí, tienes razón. Lo peor es que me temo que el asunto no tiene solución fácil y creo que pasará el año de la peste, como dice Espada, y esa tensión seguirá ahí latente, quizás por mucho tiempo. Pero para desactivarla creo que no valen parches y sólo cabe enfrentarse sin complejos al pensamiento nacionalista, señalando sus vergüenzas.Será difícil pero creo que no hay alternativas.

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  3. La necesidad de un debate de principios con o contra el nacionalismo rampante no me merece duda. En el plano institucional, en cambio, dudo que quepa bailar la zamacueca al ritmo que los nacionalistas quieren.

    La "Schulzeuropa" decepciona o entusiasma, según. Ejemplo de entusiasmo, este comentario de Muñoz Molina: http://antoniomuñozmolina.es/2014/01/nobleza-de-la-politica/

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  4. Quizás en el plano institucional no, Josepepe, pero no estaría mal que en el plano político e incluso en el moral, donde también se juega esta partida, fueran menos tibios.

    Probablemente esté pidiendo demasiado, pero Espada es un europeísta convencido y como tal espera mucho de Europa. Como usted y como yo. Y pese al quejido contra la Shulzeuropa no creo que le desagrade la entrevista al socialdemócrata Schulz (que también gustó a Tse- de hoy no pasa sin que la lea, gracias por recordármelo). De hecho sostengo que Espada es un socialdemócrata, pero un socialdemócrata sueco o alemán.

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  5. Es un club abierto la socialdemocracia, sobre todo a la hora de ir a votar. Es verdad que el socialdemócrata conceptual casa mejor con una naturaleza escandinava o, cuando menos, germánica. Por lo mismo, el genuino socialdemócrata meridional tiene más mérito.

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