sábado, 22 de junio de 2013

Una lección sobre la muchedumbre, por Juan Belmonte.




"...los públicos empezaban a cansarse de nosotros precisamente por la sensación de seguridad, de dominio y de eliminación del riesgo que habíamos conseguido dar. Esto, como digo, era todavía más grave para Joselito que para mí, porque daba aún más que yo la sensación de que toreaba impunemente (...). La gente veía que una y otra vez, y veinte, y ciento llenábamos las plazas, y como ni a Joselito ni a mí nos mataba un toro, empezó a considerarse defraudada, hiciésemos lo que hiciésemos (...)
El 15 de mayo de 1920 Joselito, Sánchez Mejía y yo toreábamos en Madrid una corrida de Murube (...) Los toros eran chicos, y los aficionados protestaban violentamente cuando aún no había empezado la lidia (...) Estábamos aquelas tarde en el patio de caballos esperando que comenzara la corrida, cuando vimos llegar a un grupo de espectadores furiosos, que, agitando en el aire sus entradas, gritaba:
-¡Ladrones! ¡Estafadores!
El grupo de los que protestaban creció y se produjo un gran tumulto, los toreros nos vimos acorralados por aquellos energúmenos que nos injuriaban (...). A Joselito, aquella agresión, aquel furioso ataque de los aficionados que le gritaban desaforadamente le produjo una gran impresión. Se quedó cabizbajo durante un largo rato, luego me llamó y me dijo:
- Oye, Juan, hace tiempo que quería hablarte de esto, y creo que ha llegado la ocasión: El público está furioso contra nosotros , y va a llegar un día en el que no podamos salir a la plaza. (...) Creo que lo mejor es que dejemos de torear en Madrid una temporada larga (...).
-Si esto sigue así, no vamos a tener más remedio (...)
- Sí, hay que irse, es lo mejor.
Estas fueron las últimas palabras que cruzamos. Al día siguiente tenía Joselito que torear otra vez en Madrid. Rompió el contrato y se fue a torear a Talavera de la Reina. Allí le tenía citado la muerte (...)
...estuve repitiéndome mil veces aquellas palabras que me golpeaban en el cráneo como martillazos:"¡A Joselito le ha matado un toro! ¡A Joselito le ha matado un toro!"(...)
¿Quién ha dicho que la muchedumbre no tiene conciencia? A raíz de la muerte de Joselito, el público fue víctima de un curioso fenómeno de remordimiento colectivo (...). El público tenía más miedo que el torero (...) Parecía como si aquellos hombres que el día antes de la tragedia de Talavera nos agredían furiosos pidiéndonos que nos dejáramos matar o poco menos, se considerasen íntimamente culpables de aquella desgracia. (...)
En el mes de septiembre dejé de torear. La falta de Joselito hacía que recayese sobre mí todo el peso de las corridas, y empezaba a sentirme agotado. Los que tan enconadamente habían disputado sobre nuestra rivalidad, no sabían hasta qué punto nos completábamos y nos necesitábamos el uno al otro. (...)"

Manuel Chaves Nogales. "Juan Belmonte, matador de toros".

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