miércoles, 16 de enero de 2013

Elecciones italianas (II): "Berlusconi show"



Se me van los días y no comento el momento preelectoral de la semana pasada, y es imperdonable porque bien podría ser El Momento Preelectoral. Vean las imágenes las veces que haga falta. El núcleo de lo que ocurre está en el momento en el que el ex-primer ministro Bersluconi limpia la silla en la que estaba sentado un periodista, Marco Travaglio. Creo que no ha habido líder en Occidente en las últimas décadas capaz de dar un espectáculo tan bochornoso: la anomalía berlusconiana está sintetizada en la sonrisa gamberra que esboza mientras hace uso del  fazzoletto

Pero merece la pena abrir el encuadre y fijarse en el resto de participantes de la bufonada. Berlusconi nos ofreció este impagable momento en el programa de Santoro, un periodista al que se dice que largaron de Rai 3 por ser demasiado crítico con Berlusconi (Italia tiene un curioso sistema para evitar la manipulación de las cadenas públicas de televisión, que es repartirlas entre los partidos: así cada canal tiene su sesgo y todos contentos). Tiempo después, Santoro  montó un programa online que bautizó con gran modestia Servizio Pubblico, uno de esos programas de género política-espectáculo que tanto abundan en Italia, donde retomó sus temas predilectos. De hecho, la participación de Berlusconi en esta edición se publicitó como una especie de duelo al sol y, quizás porque Santoro sabía que no le estaba yendo bien, el vídeo recoge cómo pierde los papeles en su interambio de reproches con Berlusconi, que se encarga de devolvérselos sin perder la sonrisa: pocas armas dialécticas hay más desquiciantes que esa. Sorpresas te da la vida: el hombre que montó Mediaset, el hombre al que debemos las mamachicho, supo desenvolverse en una contienda televisiva mejor que su anfitrión. La audiencia, por cierto, rozó máximos históricos.

Y luego está Marco Travaglio, el tercer participante en la bufonada, colaborador fijo de Servizio Pubblico y amigo de Santoro. Es un personaje paradójico. Siendo como es discípulo de Montanelli, uno se esperaría de él que fuera una rareza como su mentor, que al ser liberal y ateo en Italia parecía venido de Raticulín. Y raro es, pero de raro resulta incomprensible. Fundador de un periódico con pretensiones factuales, Travaglio lo mismo elogia a la Merkel que hace guiños a Beppe Grillo, un tipo que dice liderar un movimiento antipolítico cuyos principios valdrían tanto al 15M como a los jóvenes fachas que frecuentan la Casa Pound, pasando por el asombroso Partido X. Por eso no puedo evitar encontrar siempre un fondo frívolo e irresponsable en sus agudos monólogos contra el establishment político;  monólogos con los que, por cierto, Travaglio ha recorrido los teatros italianos: de nuevo, la política como espectáculo. Quizás ahí esté la diferencia esencial con su maestro.

Por lo demás, acaso por efecto del ruido que ha hecho la actuación de Berlusconi en Servizio Pubblico, se dice que Bersani y Monti están desaparecidos, demasiado silenciosos. A lo mejor sólo están intentando hacer algo inaudito en la Italia de los últimos años: no dar el espectáculo.

3 comentarios:

  1. A bote pronto, Sarkozy y el kärcher, el rexismo y la escoba, Berlusconi y el fazzoletto...

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  2. He buscado lo del rexismo y la escoba, y nada. Pero tiene peor pinta que el karcher y el fazzoletto juntos.

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  3. Mucho peor, sin duda, asumo que es abusivo sacar del trastero la escoba rexista en este contexto. La escoba fue el símbolo del movimiento rexista belga de Léon Degrelle, que derivó del nacional-catolicismo al colaboracionismo con el ocupante nazi.

    http://www.resistances.be/images/vbzizanie0402.jpg

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