viernes, 14 de octubre de 2011
Si dudas, no protestes.
Con dudas en general nunca se ha ido a ningún sitio. Y menos en el siglo XXI, donde lo que sobran son plataformas desde donde pontificar. En un tweet no cabe un titubeo (¡un tweetubeo!). Por no hablar de lo contradictorio de tener un blog y escribir entradas trufadas de expresiones como "yo creo" o "en mi opinión". Pero en esas estamos. No sé si fue a Cortázar a quien le leí eso de la "prosa macho" y la "prosa hembra": está el que da, el que dicta, el que dictamina, y luego está el que recibe, el que escucha, el que acumula dictámenes. En esto de la escritura, filial de la cosa esa del pensar, me da que soy hembra (para tranquilidad de mis fans, diré que es por equilibrar los excesos de signo contrario en otros ámbitos de la vida, por los típicos argumentos del equilibrio de la Fuerza o del yin y el yan). Ya sabemos que mañana 15 Octubre los indignados de todo el mundo se reúnen para protestar por lo mal que se están haciendo las cosas, contra el capitalismo global y sus crisis. Se les acusa de inconcreción, y yo el primero, pero veo que tienen algunas ideas muy claras. Yo no y, cuando se habla de economía, aún menos. Por ejemplo, yo ahora me leo un libro de un empresario de Prato que a consecuencia de la competencia con los chinos se vio obligado a cerrar su empresa, y todavía me pregunto si no merecería la pena abrir un poco el encuadre: ver cómo ha afectado la libre competencia con los chinos a Italia, en general. Con números y eso, si es posible. O me da por pensar en los chinos quienes, aunque a veces se dejen la uña del meñique larga y tengan cierta propensión a escupir en la vía pública (como hasta anteayer se hacía en cierto país de la Europa sudoccidental de cuyo nombre no quiero acordarme) también tienen derecho a prosperar....¿o no pertenecen a l'Humanité? Cuestiones que cualquiera con una opinión bien formada sobre los desmanes del capitalismo globalizado, como los que se reúnen mañana en las plazas de Occidente, podría despachar sin ningún problema. Pero yo, ante la duda, prefiero seguir esta protesta global desde cierta distancia. Con atención, por supuesto, y con la esperanza sincera de escuchar un mensaje nítido que me permita disipar esos nubarrones que nublan mi entendimiento, para poder así escribir posts y tweets como churros y participar con convicción en la gran conversación global que está cambiando el mundo.
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