miércoles, 15 de junio de 2011

Veletas

Comentaba esta mañana con J. la sorprendente victoria de los Mavericks, y éste (siempre ecuánime, pese a su simpatía por el equipo de Dallas) me señalaba que le parecía excesiva la lluvia de críticas que le estaba cayendo encima a LeBron James. Y es que cuando el Big Three se puso por delante en la serie todo el mundo (incluido el que escribe) pronosticaba la victoria fácil de Miami y poco menos que una nueva era en la NBA bajo el cetro del King James. La muñeca de Nowitzki no sólo ha propiciado la remontada, sino que se inviertan los diagnósticos: leyendo la prensa deportiva estos días no cuesta encontrar quien defiende que el egocéntrico (no como Jordan, eh?) LeBron nunca ganará un anillo.

Esta historia me ha recordado a lo ocurrido recientemente con los indignados. Una de las cosas que me sorprendió en los inicios fue ver un "sondeo" que mostraba que casi todo el mundo apoyaba las reivindicaciones del movimiento, algo que se ha reflejado en algunas encuestas. Sin embargo, hoy que los indignados (perdón, algunos de los indignados) han empezado a fascistear (con escenas que recuerdan a las sufridas por Ciudadanos, pero a gran escala), la opinión pública ha dado muestras de su admirable flexibilidad y la gran mayoría parece creer que la policía debería intervenir en serio.

En fin, empecé hablando de baloncesto para acabar hablando de política.. qué diferencia con los tiempos en los que seguía la NBA de cerca, para luego comentar los partidos con J. Entonces se empezaba hablando de baloncesto, pero se acababa hablando de las cosas importantes de la vida...



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