martes, 14 de junio de 2011
Impresiones madrileñas
Indignados había unos cuantos, pero las terrazas estaban llenas, como siempre. Fue uno de esos fines de semana en la antesala del verano, en los que el sol pega con fuerza pero el asfalto y el cemento aún no se han recalentado: aún es posible percibir aquí y allá una brisa fresca, casi de montaña. Y si hay que ir a Sol, se va; "había que ir", me decían los amigos que se dejaron caer por allí. Muchos menos son los que fueron a montar el numerito en los ayuntamientos, obviamente no tiene nada que ver con el disciplinado revival mafioso que se está viviendo con Bildu (un motivo bien concreto para estar indignado). Pero aunque el movimiento parezca estar entrando ahora en hibernación, seguramente volverá: los motivos del cabreo no desaparecerán a corto plazo y, total, tampoco parece que tengan que decir mucho para que se les escuche. No hay más que ver el nivelazo de los gurús, que no van mucho más allá del truquillo retórico de meter, entre obviedad y obviedad, la morcillita ideológica (como enseña el maestro Chomsky), para ver que el éxito del movimiento no es directamente proporcional a la calidad de sus propuestas-que todavía estamos esperando. Éramos un montón, lo queríamos todo y no nos hicieron caso: he ahí un motivo para indignarse de nuevo cuantas veces sea necesario- a ser posible a la vuelta de vacaciones.
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