jueves, 23 de enero de 2014

Una carcajada con Montanelli (y con la actualidad política italiana)

"En una conferencia de prensa en Nueva Delhi, Henry Kissinger ha declarado que vendrá a Roma e irá a almorzar con el presidente Leone, pero que no hablará de política porque la política italiana es, para él, demasiado difícil de entender. Es la primera vez que Kissinger reconoce los límites de su propia inteligencia. Pero queremos tranquilizarle. Hay cincuenta y cinco millones de italianos que no entienden la política italiana, incluidos los que la hacen".

Al encontrarme con esta pieza de Montanelli el pasado domingo en la recopilación Il meglio di Controcorrente  (mi Montanelli de este año) no pude reprimir una carcajada. La retranca del maestro sin duda tuvo que ver, pero lo gracioso para mí es que este Controcorrente, escrito en 1974, suponía un colofón inmejorable a una jornada en la que había intentado entender el acuerdo que se estaba fraguando entre Renzi y Berlusconi para reformar la ley electoral italiana. Sin éxito, naturalmente.

A mi confusión contribuyeron varios factores, entre ellos que me intenté enterar de lo que pasaba a través de la Repubblica, que el domingo informaba de lo ocurrido en la reunión privada entre Renzi y Berlusconi con una profusión de detalles que tiendo a considerar sospechosa, salvo para un narrador omniscente o un Diego Torres. Desde entonces, por suerte, los protagonistas han hablado sobre el acuerdo y sabemos con certeza algunas cosas: para entender por dónde parece que irá la nueva ley, les recomiendo que lean lo que ha escrito Pablo Simón en Politikon (una lectura doblemente recomendable para los que consideran que la ley electoral española es la fuente de todos los males patrios). Ahí también encontrarán los motivos por los que no me acababa de creer la información de La Repubblica, en particular que se empeñaran en llamar "ley a la española" a la ley electoral en ciernes (cuando efectivamente se parecen como un huevo a una castaña) y que sorprendentemente la nueva ley mantenga los rasgos por los que la presente ley electoral (cariñosamente conocida como porcellum) fuera declarada inconstitucional, como la existencia de un "premio de mayoría" (diputados extra para la lista más votada, por la cara) y las listas cerradas y bloqueadas.

¿Cómo se explica entonces este acuerdo, que además da vida política al pernicioso Berlusconi? Se puede entender en parte. Con la ley electoral vigente declarada inconstitucional, era necesario aprobar otra; Monti y Letta lo intentaron sin éxito y Renzi, tras ser rechazado por los muchachos de Grillo (que siguen con su heroica tarea de señalar con el dedito sin descender a compromisos reales), ha tenido que dirigirse al que todavía hoy es el líder del mayor partido de centro derecha italiano. Por otro lado, si el centro izquierda aprobara una ley sin su apoyo habría cometido el mismo atropello que Berlusconi y los suyos cuando aprobaron el porcellum sin contar con la oposición (aunque también podría decirse ahora que dejar a los grillini fuera es dejar fuera a la oposición). Además parece que la nueva ley debería corregir el bicameralismo perfecto actual, culpable entre otras cosas de que Letta, pese a la mayoría de su partido (el PD) en el parlamento, tenga que gobernar con los berlusconianos-hasta-hace-dos-días-pero-ya-no-por-otras-carambolas, y eso es algo que al parecer agrada a Napolitano, al que siempre hay que escuchar. En definitiva, que Renzi ha tomado una decisión discutible, pero hay que reconocer que en esta mano no tenía muy buenas cartas. Y quizás la política, en el fondo, vaya de eso.

Ah, cuánto aprendemos con la política italiana. Aunque no entendamos nada, como decía Montanelli.

5 comentarios:

  1. Henri Kissinger. Enrique Singer le llamaba la buena de mi tía, y lo que me costó a mí entender de quién hablaba. Qué malos recuerdos tengo de él, de Nixon y de toda esa patulea. Decir que no entendía nada sería su manera de significar que no le gustaban en absoluto una profusión de detalles y que ya podían ir corrigiéndolos.

    (Hay un "me" fuera de sitio en la novena línea del segundo párafo.)

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  2. Qué bueno lo de Enrique Singer. Y qué bien le ha calado, como dije por allí. Los malos recuerdos son comprensibles y lo justo (como poco) es que nos cachondeemos de él, como hacía (quizá conscientemente) su tía. Y como hace aquí Bunbury, recordando una faceta suya olvidada: la de estrella de rock:

    https://www.youtube.com/watch?v=TSEZGhEDJsc

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  3. Estos Enriques tienen un par de rasgos comunes, claro, Kissinger es premio Nobel de la paz y Bunbury es premio Musiclip por su obra Licenciado Cantinflas, creo. Muy merecidos ambos premios.

    Lo de Enrique Singer yo creo que le vino a mi tía por la primacía de su cultura oral; debe de haber escuchado la primera vez el nombre en la radio y así le quedó para siempre, ya sabe la fuerza que tiene la primera percepción. Me pasa lo mismo, en el sentido que leo la primera vez algo mal, lo sigo leyendo así y no despejo el error hasta que escucho la palabra bien formulada.

    Sobre el asunto de fondo, el cambalache parece ser reforma electoral por "reforma personal" en el sentido de jubilación para Berlusconi, no?

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  4. Cada día me explico peor. Los Enriques tienen poco que ver más allá de lo que usted dice (jjj), lo que me hacía gracia es que el Enrique maño sugería que el Enrique Nobel era el cantante de los Kiss (jjj).

    A su tía mis respetos, que hay errores que no deben ser despejados.

    La reforma electoral creo que se habría hecho sin B si hubiera sido posible, porque los del M5S están intratables. Basta ver lo que andan haciendo últimamente. Me preocupa, eso sí, que el intento de dañarles por vía electoral no sea a la larga contraproducente y que el tsunami grillino acabe siendo incontrolable.

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  5. Cúal es el teléfono del mundo? Aónde hay que llamar? Frases sencillas, batiburrillo que tengo yo, ideas buenas. JJJ

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